Los conciertos de verano en el Castillo de Bellver
Los regios muros, la severa torre del homenaje, el patio interior iluminado, y la noche de verano mallorquina son los mudos testigos, año tras año, de los llamados “Estius Simfònics”, Veranos Sinfónicos, que protagoniza la Orquestra Simfònica de les Illes Balears y que por primera vez este año estará acompañada por la Petita Simfònica, un proyecto dedicado a los niños y jóvenes, y formado por pequeñas promesas de la música.
Una temporada llena de música
Los conciertos de verano del Castillo de Bellver empezarán a finales de junio, el día 26 y finalizarán un mes después, el 29 de julio.
La primera cita será el 29 de junio a las 21:30. Los pianistas Davit Krikuli y Martin Garcia interpretarán a Brahms y Rahkhaminov.
En el segundo encuentro, que será el 6 de julio a las 21:30, entran en juego los alumnos de la Petita Simfònica, que interpretarán El barbero de Sevilla, con Pere Estelrich, que hará las veces de narrador. Además, el pianista Liam de Paor y la violinista Carme Alzina harán las delicias del público más exigente.
La tercera velada será el 13 de julio, también a las 21:30. En este caso el violoncelista Kian Soltani amenizará la noche mallorquina con un repertorio que incluye a Schumann y a Beethoven.
El día 20 de julio está marcado por Joji Hattori, director del programa en el que Ravel, J. Turina y E. Chabrier serán los protagonistas. Esa noche el solista será Hyung-ki Joo.
El último día de los “Estius Simfònics” el espectáculo empezará a las 22:00 con un gran concierto de la mano de la soprano Olena Tokar. Junto a la Simfònica, Tokar interpretará piezas de Beethoven, Verdi, Dvorak, Puccini, Ch. Gounod y F. Lehár.
Así han cambiado los usos del Castillo de Bellver
Es el castillo redondo más antiguo de la época medieval europea, ya que no es habitual encontrar este tipo de fortalezas de planta medieval. Fue construido por el rey Jaime II a principios del siglo XIV y está situado a unos tres kilómetros de Palma.
Subirlo no es demasiado pesado, pero la recompensa desde su cima es inmensa: una maravillosa vista sobre la bahía de Palma, y de toda la ciudad. Además, está rodeado de un frondoso bosque de pinos, en el que no es extraño ver deportistas, familias disfrutando de la naturaleza, o los maravillosos caballos de la policía montada.
Los usos del castillo de Bellver han ido cambiando con los siglos, de inexpugnable fortaleza medieval a espacio para la cultura y el ocio. En 1931, la República Española lo cedió a la ciudad junto al bosque que lo rodea. Un año más tarde se convirtió en museo, pero también vivió una de su época más negra: la de prisión durante los primeros meses de la Guerra Civil.
En 1976 fue acondicionado para ser el museo de historia de la ciudad de Palma, y, de hecho, conserva una colección de esculturas clásicas, que habían pertenecido al Cardenal Despuig.
Desde los años 90 se ha convertido en sede de actos protocolarios, conciertos y eventos culturales. Entre ellos, los conciertos de verano, que son especialmente esperados por los amantes de la música clásica.