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Baluard del Princep Palma

Entre murallas y mar: la historia viva del Baluard del Princep

escrito por Es Princep / noviembre 10, 2025

“La arquitectura no es sólo construir, es mantener en pie la memoria de la humanidad.”

John Ruskin

Hay lugares en los que el paso del tiempo se detiene. Donde las piedras parecen susurrar historias de otra época y el mar, eterno, sigue contemplando los mismos muros que protegieron una ciudad hace siglos. Uno de esos lugares es el Baluard del Princep, el histórico bastión que hoy da nombre al hotel Es Princep.

Ubicado en el extremo oriental de la muralla renacentista de Palma, el baluarte fue levantado en el siglo XVI como parte de un ambicioso sistema defensivo que protegía la ciudad de los ataques marítimos. Desde su construcción, supervisada por el mismísimo príncipe Felipe, futuro Felipe II, esta fortificación se convirtió en un símbolo de poder y vigilancia.

El alma fortificada de Palma

En el siglo XVI, Palma era una joya del Mediterráneo. Su puerto, estratégico para el comercio, atrajo tanto prosperidad como amenazas. Los baluartes —entre ellos el del Princep y el de Sant Pere— formaban parte de una línea defensiva que abrazaba el casco antiguo, ofreciendo una visión completa de la bahía y sus accesos.

A lo largo de los siglos, la muralla fue testigo de guerras, travesías y transformaciones. Con la modernización de la ciudad en el siglo XIX, muchas de esas estructuras fueron derribadas, pero el Baluard del Princep resistió, conservando su imponente presencia frente al mar.

Hoy, el hotel Es Princep rinde homenaje a ese legado. Su nombre, su ubicación y su arquitectura se inspiran directamente en esa historia. Desde su apertura, ha sabido integrar el carácter original del lugar con el confort contemporáneo, convirtiéndose en un punto de encuentro entre pasado y presente.

Donde el pasado se convierte en arte

Durante la construcción del hotel, los cimientos revelaron un valioso secreto: piezas antiguas utilizadas por los curtidores que trabajaban en esta zona siglos atrás. Estos hallazgos, cuidadosamente conservados, hoy se exhiben como obras de arte, recordando que Es Princep se levanta sobre tierra de oficios y tradición.

Cada rincón del hotel respira ese respeto por la historia. Desde los materiales nobles de su diseño interior hasta las vistas del mar y la muralla, todo evoca la armonía entre herencia y modernidad. Pasear por los alrededores —el Parc de la Mar, la muralla renacentista, o el cercano Baluard de Sant Pere— es descubrir una Palma auténtica, donde el tiempo se mide en siglos y en belleza.

Un legado que mira al futuro

El Baluard del Princep no es solo una fortificación: es una metáfora de la Mallorca que perdura. Una isla que protege su esencia y, al mismo tiempo, se abre al mundo con elegancia. Hospedarse en Es Princep es vivir esa dualidad: sentir la historia bajo los pies y el Mediterráneo frente a los ojos.

Porque aquí, entre murallas y mar, la historia no se conserva: se vive.

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